Recogida de residuos en un viñedo

Biomasa de viñedos y bosques para generar energía renovable

La poda de la vid y los trabajos de gestión del monte son dos de las actividades agroforestales que más posibilidades ofrecen para la producción de energía.

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Sarmientos y cepas para producir electricidad

La vid es uno de los cultivos que más extensión de terreno ocupa en España, con casi un millón de hectáreas de viñedos repartidas por todas las comunidades autónomas. Cerca de la mitad se encuentran en Castilla-La Mancha, donde opera la empresa de Agustín Nieto, Grúas Nilo, que se dedica a la recogida del sarmiento de la vid y de las cepas que se arrancan cada año para regenerar los viñedos para llevarlos a una planta que genera electricidad a partir de biomasa en Puertollano. 

Los agricultores agrupan estos restos de biomasa a la orilla del camino y los operarios de esta empresa se encargan de retirárselos sin coste. Las vides y el sarmiento se llevan a un lugar de acopio, que suele estar a cuatro o cinco kilómetros, para que la operación "resulte más productiva y tengamos luego que hacer menos kilómetros en cada porte", aclara Nieto. Todo un ejercicio de logística, que es el primer reto que plantea el aprovechamiento de la biomasa, un recurso que está muy atomizado.

La empresa Grúas Nilo lleva tres años recogiendo sarmientos y cepas de la vid para una planta eléctrica que genera electricidad a partir de biomasa, unas 30.000 toneladas anuales

Grúas Nilo lleva tres años recogiendo biomasa para esa planta eléctrica, unas 30.000 toneladas anuales, un 80% cepas arrancadas y un 20% de sarmientos. Además, tiene entre 7 y 8 empleados fijos y cuando, tras la vendimia, se realiza la poda y se inicia la campaña de recogida, se refuerzan con maquinistas y camioneros hasta doblar su plantilla. Aunque su base está en Socuéllamos, se desplazan a todos los pueblos de la provincia de Ciudad Real, "pero no vamos para una sola parcela. Hoy por ejemplo estamos en Villarrubia de los Ojos", una localidad situada a casi 100 kilómetros de Socuéllamos, "para recoger las vides de 15 parcelas".

La revalorización de la biomasa también libera de un problema a los agricultores: "ahora mismo en Villarrubia de los Ojos están esperándonos como agua de mayo, porque los restos de la poda hay que retirarlos y si no se los recogemos, tienen que pedir permiso para quemarlos, las cepas arden mal... Nosotros les dejamos la parcela limpia, y si esos restos se utilizan para generar electricidad y reducir la contaminación... ¡qué más queremos!". Para Nieto, con la biomasa "se están haciendo cosas, pero se pueden hacer más porque no somos suficientes las empresas para recoger todo el sarmiento y la vid, que sería lo suyo".

Biomasa forestal para producir vapor para la industria

Uno de los sectores que puede jugar papel clave en el desarrollo del sector de la biomasa es el forestal. Cada año se limpian y desbrozan en España miles de hectáreas de bosques, se practican cortafuegos y se mantienen pistas para prevenir incendios y favorecer una rápida actuación. El resultado es un enorme volumen de troncos, ramas y hojas que pueden aprovecharse como biomasa para generar energía renovable.

Enso ofrece a las industrias termointensivas reemplazar el gas natural por biomasa y descarbonizar así la producción del vapor que utilizan en sus procesos

"Es una biomasa que categorizamos como residual, porque si no fuese utilizada por el sector de la biomasa no tendría uso. Supone un problema y un coste para la administración y la industria forestal, que gracias a su valorización se logra aprovechar y generar un estímulo para una gestión forestal sostenible", asegura Aitor Rentería, director de Suministro de Biomasa de Enso, una compañía de servicios energéticos que ofrece a las industrias termointensivas, como la alimentaria, la petroquímica, la papelera o la farmacéutica, reemplazar el gas natural por biomasa y descarbonizar así la producción del vapor que utilizan en sus procesos. Con casi una decena de proyectos en la península ibérica, para dar ese servicio Enso construye y opera sus propias centrales junto a las factorías de sus clientes. 

Para la generación de energía, esta compañía utiliza tanto biomasa forestal como agrícola. En la central que está construyendo junto a la azucarera de ACOR en Olmedo (Valladolid), Enso aprovechará los restos de biomasa, entre ellos los de las actividades de la cooperativa, para producir electricidad y calor para el proceso productivo de azúcar de la remolacha, en el que es el mayor proyecto de cogeneración con biomasa en España y que supone una reducción de un 80% en las emisiones de CO2. En su planta para Don Simón en Villanueva de los Castillejos (Huelva), el combustible utilizado son restos forestales astillados, principalmente coníferas, junto con partidas de eucaliptos y de árboles frutales, como los naranjos que esa empresa cultiva en las proximidades para elaborar sus zumos.

Para que el uso industrial de la biomasa suponga una reducción de al menos un 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que establece la nueva Directiva de Energías Renovables (RED III) de la UE, "toda nuestra cadena de valor es trazable y está sometida a un proceso de certificación", continúa Rentería. Ese control de emisiones limita principalmente la distancia desde donde se puede trasladar la biomasa, que debe ser un recurso de proximidad.

Junto a la logística de su transporte, otro de los retos fundamentales que plantea la revalorización de la biomasa es que su disponibilidad varía anualmente en función de la meteorología. Las centrales de mayor potencia consumen más de 100.000 toneladas de biomasa al año y "hay que diseñarlas e invertir para puedan funcionar con un amplio abanico de especies que asegure el suministro. Hay recurso biomásico suficiente, pero las consecuencias del cambio climático que estamos viendo los últimos años (sequías, incendios, lluvias torrenciales…) pueden suponer que haya más abundancia de un tipo u otro", concluye Aitor Rentería.